Portada ›› Vela ›› Solitarios y A2 ›› ARKÉA ULTIM CHALLENGE- Brest: Thomas Coville: "La primera pregunta que nos hacemos no es tanto "¿Quién ganará?" sino "¿Es posible?".

ARKÉA ULTIM CHALLENGE- Brest: Thomas Coville: "La primera pregunta que nos hacemos no es tanto "¿Quién ganará?" sino "¿Es posible?".

ARKÉA ULTIM CHALLENGE- Brest: Thomas Coville: "La primera pregunta que nos hacemos no es tanto "¿Quién ganará?" sino "¿Es posible?".

Más que ningún otro patrón de la ARKÉA ULTIM CHALLENGE- Brest, a sus 55 años Thomas Coville sabe lo que le espera. Ha dado la vuelta al mundo en ocho ocasiones, cinco de ellas en multicasco, y en 2016 batió el récord de vuelta al mundo en solitario al establecer una nueva marca de 49 días en 2016, pulverizando en ocho días el récord existente de Francis Joyon.

Coville, un filósofo cautivador, siempre ha sido abierto y generoso en sus retratos de la vida a altas velocidades en los multicascos Sodebo. Desde hace más de 25 años, Coville cuenta con el apoyo del gigante de la alimentación de Vendée. A cuatro días de la primera vuelta al mundo en multicasco en solitario, es el tercer patrón con el que hablamos.

¿Qué hace que esta regata y este desafío sean tan especiales?
Es una regata que hará historia. En esta regata somos pioneros. Hace casi 15 años imaginé esta carrera y entonces me parecía algo muy lejano. Pero nunca imaginé que lo haríamos en barcos tan rápidos y volando. Y lo más increíble es que la primera pregunta que nos hacemos no es tanto "¿Quién ganará?", sino "¿Es posible?", teniendo en cuenta los aspectos técnicos que deben funcionar y el compromiso necesario.

Porque en las regatas oceánicas no hay nada más difícil que esto?
A bordo de un monocasco, si cometes un error caes al agua, puedes hacerte daño, pero la mayoría de las veces continúas la regata. A bordo de un multicasco, vuelcas pero la sanción máxima es la muerte. Es como ser un alpinista escalando en solitario una gran pared. Se parece un poco a las exploraciones del Everest, no sabemos realmente si podremos hacerlo. Vamos a ir a zonas marítimas donde no hay mucho tráfico a bordo de embarcaciones de alta tecnología. Es una mezcla embriagadora de innovación, aspectos tecnológicos, la pureza de la velocidad y todo esto se refleja desde la fragilidad de estar completamente solo.

Usted ha intentado cinco vueltas al mundo en multicasco, terminando tres antes de batir el récord. ¿Cuál es su relación actual con esta vuelta al mundo?
Me interesa. Me fascina. Aprecio que con el tiempo se convierta en algo permanente, y la noción de que el tiempo siempre corre en el agua. El esfuerzo constante durante una vuelta al mundo me intriga. Lo que me interesa es aguantar, hacer que funcione como en las relaciones en general. Y dentro de esto está el paso por la Antártida, donde no hay escala de valores, donde sientes que sólo te toleran como ser, te sientes muy pequeño. Y luego al pasar el Cabo de Hornos es donde se nos regala una nueva vida. En resumen, ¡es fascinante!

22_2image-r-0-0

Pero, en resumen, ¿por qué es tan dura esta vuelta al mundo?
A menudo me preguntan por qué voy y si me divierto. Pero creo que va más allá: el deseo debe salir de tus entrañas. Existe esta dimensión adicional en la necesidad de superarse a uno mismo. Se trata de diferentes partes del dolor, de la negación de uno mismo, de no dormir, de estar frustrado, de la ansiedad y el estrés lo que vamos a chocar con el hielo y nos vuelca, de tener frío. Pero como especie, el hombre es algo extraño y mágicamente parece ser capaz de adaptarse a todas las situaciones diferentes. Y me gusta sentirme como un buen marinero, como la persona real y no como un impostor. En cierto modo es una expedición.

¿La vuelta al mundo en solitario cambia a un navegante?
Sí, nunca volvemos completamente iguales. Están todas esas sensaciones diferentes, las emociones, es un desafío para el alma. Y haber hecho varias nos permite relativizar, pero sobre todo darnos cuenta de lo afortunados que somos. Me encantan estos tiempos que vivimos. Aunque las noticias me provoquen estrés, sigo siendo un eterno optimista. Somos una generación bendecida por los dioses, estamos viviendo una verdadera y enorme transformación de nuestro deporte, y somos nosotros los que podemos dar la vuelta al mundo en solitario en barcos de 32 metros.

¿Cómo llegar hasta el final, cómo no volverse loco?
Nos volvemos locos. Hay días en los que rompemos a llorar, en los que gritamos, en los que nada va bien. No tengo una capa de superhéroe, siempre vuelvo a casa sintiéndome algo así como un viejo soldado cuyo rostro y mente llevan las cicatrices de la batalla. A veces pienso que parecemos madera flotante como la que vemos en la playa, desgastada y laminada hasta que no queda más que el blanco.

¿Por qué nos resulta tan difícil a los que estamos en tierra apreciar lo duro que es este desafío?
Recuerdo que Ellen MacArthur (plusmarquista en 2005 con 71 días, 14 horas y 18 minutos) me dijo, después de mi récord: "ahora sé que sabes lo que yo sé". Desgraciadamente, en tierra hay que aceptar que no se puede apreciar correctamente. Lo hablé largo y tendido con Thomas Pesquet (astronauta francés), que me contó sus viajes al espacio, que "hay que aceptar no entender" y que yo tenía que dejarme apreciar utilizando la imaginación. Pero compartimos la experiencia común de ver la tierra de otra manera, de poder apreciar mejor sus dimensiones, de apreciar el espacio temporal.

Y después, cuando has terminado, ¿todo en tierra te parece anodino, te cuesta volver a la vida cotidiana?
He tenido viajes dolorosos alrededor del mundo porque antes me había sentido mucho más solo en tierra que en el barco. No hay que culpar a nadie de eso, no culpo a nadie, no es porque la gente no me quiera o no me entienda sino porque lo que hacemos es difícil de comprender. Un marinero se convierte en un isleño. Te marchas en secreto con miedo a que la gente te olvide, luego te arrepientes de haberte ido y al terminar quieres volver a encajar y que te quieran. Irse es, en definitiva, muy egoísta. Pero ya he experimentado las contradicciones que me hacen mucho daño y éstas me han permitido poco a poco sentir menos este estado de ánimo. En general me ha acercado más a mi mujer, a mis dos hijos y a todos los que quiero. Quizás como marino y competidor mi amor estaba condicionado. Me han enseñado a entender lo que es el amor incondicional. Y a través de todo eso me permite tener estados de ánimo más ligeros y estar más tranquilo cuando pienso en mi regreso.